"El derecho de petición y de iniciativa.- Los Partidos.- Los crímenes políticos juzgados por los tribunales.- Publicidad para los crímenes políticos."
Si no admitimos que nadie se ocupe directamente en política, en cambio, estimularemos todo informe o toda iniciativa que invite al gobierno a mejorar la condición del pueblo; lo que nos dará oportunidad de ver los defectos o fantasías e ilusiones de nuestros súbditos, a los que responderemos o con la ejecución del proyecto de que se trate, o con una refutación sensata que ponga de manifiesto la capacidad de sus autores. Los partidos no son otra cosa que el ladrido de un perrito contra un elefante. Para un gobierno bien organizado, no desde el punto de vista policial, sino social, el perrillo ladra al elefante porque ignora el lugar que le corresponde y su valor. Basta demostrar con un buen ejemplo la importancia de cada uno, para que los perrillos dejen de ladrar y se dediquen a menear el rabo tan pronto como ven a los elefantes. Para despojar al crimen político del prestigio y la aureola del valor, llevaremos a los acusados por estos delitos al banquillo de los delincuentes vulgares, lo mismo que se lleva al ladrón, al asesino y a cualquier criminal despreciable. Entonces la opinión pública confundirá en su interior esta categoría de criminales políticos en la ignominia y vergüenza de los demás, y los castigará con igual menosprecio y repugnancia.
Nos hemos propuesto, y creo que lo conseguiremos, impedir a los Gentiles el que puedan ellos combatir los crímenes políticos de esta manera. Con este propósito, por medio de la prensa, en discursos públicos y por los manuales de historia escritos conforme a nuestras miras, hemos hecho LA PUBLICIDAD DEL MARTIRIO, lo que será aceptado por los facciosos a causa del bien común. Tal reclamo ha aumentado los contingentes de liberales y a miles de Gentiles los ha alistado en nuestro ejército.