jueves, 12 de febrero de 2009

PROTOCOLO XIV

"La Religión del porvenir.- La esclavitud futura.- Imposibilidad de conocer los misterios la Religión del porvenir.- La Pornografía y el porvenir de la palabra impresa."


Al advenimiento de nuestro reinado no reconoceremos la existencia de ninguna religión fuera de la de nuestro Dios único, con el que nuestros destinos están ligados íntimamente, porque somos el Pueblo Escogido, por el cual este mismo destino está unido a los de todo el mundo. Por esto tenemos que destruir todas las creencias. Si éstas han podido dar origen al Ateísmo contemporáneo, este estado transitorio no perjudica nuestros objetivos, sino que servirá de ejemplo a las generaciones que oirán nuestras predicaciones sobre la Religión Mosaica, cuyo sistema estoico y perfectamente concebido nos ha dado por resultado la conquista de todos los pueblos de la tierra.

Haremos ver así su verdad mística en la que podemos decir descansa toda su fuerza educadora. Publicaremos entonces en todas las ocasiones artículos en los que haremos comparación de nuestro benéfico gobierno con los del pasado. Los errores de los gobiernos de los Gentiles serán pintados con los más vivos colores. Tanto horror y repugnancia hacia ellos provocaremos, que los pueblos preferirán el descanso de la esclavitud a los famosos derechos de la Libertad que por tanto tiempo los trajeron atormentados y los privaron hasta de los medios necesarios de subsistencia; que los hicieron ser explotados por una turba de aventureros, sin poder siquiera saber qué era lo que hacían...

Los cambios inútiles de gobierno, a los que continuamente empujábamos a los Gentiles, mientras minábamos sus instituciones, dejarán de tal manera cansados a los pueblos en esta época, que más querrán soportar cualquier cosa de nuestra parte que correr de nuevo el riesgo de nuevas agitaciones.

Haremos notar especialmente los errores de los gobernantes que figuran en la historia, que sin haber producido un verdadero bien a la humanidad, torturaron durante tantos siglos a los pueblos para correr en pos de ilusorios bienes sociales, sin darse cuenta de que sus proyectos en vez de mejorar las relaciones de la vida humana las empeoraban.

Nuestros filósofos discutirán todas las deficiencias de las creencias cristianas; pero nadie jamás podrá discutir nuestra religión desde su verdadero punto de vista, porque nadie la conocerá en su fondo, a excepción de nuestros sabios, que nunca ni por nada osarán revelar sus secretos. En los pueblos que se tienen por adelantados, crearemos una literatura obscena, lúbrica, abominable. La fomentaremos todavía por algún tiempo antes de nuestra llegada al poder, para hacer resaltar el contraste entre nuestros discursos y programas y aquellas torpezas y obscenidades.

Nuestros sabios, educados para gobernar a los Gentiles, compondrán discursos, memorias, proyectos que nos darán el necesario influjo sobre las inteligencias y nos permitirán encauzar sus actividades hacia las ideas y conocimientos que queramos imponerles.